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Entrevista a Harold Sequeira

«Practicar yoga no es ir a una clase de gimnasia»

Hace 30 años que decidió compartir los conocimientos adquiridos en el Instituto de Yoga de Bombay con los españoles. Desde entonces, cada año se acerca a nuestro país para comprobar el estado de salud de su asociación de yoga clásico. Y Cantabria se ha convertido, como él mismo reconoce, en su particular bastión. Cántabro es también su primer discípulo, Epifanio Castillo.

-Acumula 38 años de práctica de esta ciencia. ¿Cómo fue el flechazo?

-Estudié tres carreras en Bombay (Empresariales, Filosofía y Derecho) y trabajaba 18 horas al día. El estrés me estaba matando. Un día leí un anuncio en el periódico y me apunté a un curso de tres semanas. Volví a repetir en otras ocasiones y hasta hoy.

-¿Cuánto de religión y cuánto de ciencia tiene el yoga?

-Es una ciencia; no tiene nada que ver con la religión. No existen dogmas, ni rituales, ni creencias. El yoga puede ser practicado por judíos, cristianos, musulmanes... Es una herramienta para comprenderte a ti mismo y al mundo que te rodea.

-¿Y las posturas ayudan a alcanzar ese grado de comprensión?

-Existen dos fases: las posturas dinámicas y las estáticas. Las primeras sirven para ganar salud y rejuvenecer; son el paso previo para algo más avanzado. Las segundas te permiten alcanzar altos grados de consciencia y meditación.

-Pero, exactamente, ¿de qué se llega a ser consciente?

-En la vida diaria vivimos rodeados de árboles (pensamientos). El yoga te permite elevarte y ver el bosque completo. Sin dejar de ser actor de tu vida te conviertes también en espectador. El ser humano sólo utiliza el 10 por ciento de su mente. El yoga despierta potencias ocultas.

-¿Existe algún truco para llegar a ese estado?

-La base está en la respiración y en una buena postura. Hay que concentrarse en algo. Mucha gente utiliza 'mantras', que son repeticiones de sonidos, vibraciones mentales; por ejemplo, el 'mantra' universal es el conocido 'Ommmmm...'.

-Lo de levitar sólo será para los dibujos animados.

-Los textos antiguos hablan de ciertos poderes, de personas que llegaban a conocer la materia prima en su fundamento y utilizarla a su gusto. Hoy en día esto se ha convertido en algo folclórico. Sin embargo, hace 40 años, uno de los alumnos de mi maestro, Shri Yogendra, levitó en pleno día y a la vista de todos.

-¿El yoga de Oriente es igual al que se practica en Occidente?

-Existe un problema. En Occidente se ha centrado sólo en la parte física; practican yoga como si fuese gimnasia; olvidan que las posturas son sólo el camino. También es complicado encontrar buenos maestros que enseñen estos conceptos.

-Habrá decepciones...

-Sí, los que vienen a buscar objetivos a corto plazo. Existe un yoga para cada persona; es un trabajo interior de cada uno. Pervierten su espíritu los que no aceptan sus limitaciones.

-Así que se convierte en una forma de vida.

-Sí, por supuesto. El yoga no se restringe sólo a las clases. El que lo practica, empieza a cambiar sus hábitos por sí mismo. Empieza a comer mejor, a ser más comprensivo con los demás, a no enfurecerse.

 Entrevista ofrecida al Diario Montañés el 24-09-2005
 

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